SIN QUE YO SEPA CÓMO

SIN QUE YO SEPA CÓMO

PARRILLA DÍAZ, JULIO

15,50 €
BEZa barne
En stock
Editorial:
PROMOCIÓN POPULAR CRISTIANA
Año de edición:
2025
ISBN:
978-84-288-4236-5
Páginas:
168
Encuadernación:
Rústica
Colección:
SAUCE
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1. Sembrar y cuidar
 
2. Amar esta tierra rota y redimida
               Hijos de esta tierra
               El grito de la tierra
               Para escuchar hay que saber quién habita el corazón     
               Para escuchar hay que estar cerca
               Alimentar la esperanza
 
3. Donde Dios siembra
               La Palabra cae en tierra
               La fe empuja la vida
               La realidad, maestra; Jesús, acompañante
 
4. Allí la semilla germina
               De la vida forma parte la experiencia de la quiebra
               De la vida forma parte la experiencia del encuentro
               De la vida forma parte el cuidado de la condición humana
 
5. La espiritualidad del cuidado
               Cuidar lo que se ama
               El cuidado de la fraternidad
 
6. Crecer al amparo de quien nos ama
               La permanente referencia a la Palabra
               El silencio y la escucha
               Contemplar las heridas
 
7. Aquí estoy y hágase
               Rema mar adentro
               «He aquí la esclava del Señor»
               «Hágase en mí según tu palabra»
 
8. El tiempo de la siega
               Este es el tiempo de los intentos
               Por sus frutos los conoceréis
               En la madurez de la vida
               El abrazo deseado
 
9. Él nos cuida
               Dios no abandona a sus hijos
               La vida espiritual transformará nuestros corazones
               La vida espiritual transformará la tierra yerma en tierra fecunda

La sombra de la cruz, tantas veces alzada a lo largo de la historia, nos alcanza a todos y nos reclama dar un paso más en la dirección de una Pascua difícil de consumar. ¿Hacia dónde caminaremos, una vez enterrados los muertos? Las promesas de Jesús marcan nuestro camino, con frecuencia tortuoso, pero siempre iluminado por la esperanza creyente. En el camino de Jerusalén a Galilea, recostado en el brocal del pozo, el Profeta seguirá saciando nuestra sed, iluminando nuestra vida e invitándonos a caminar a la sombra de sus alas.

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